La dama de las camelias – Alejandro Dumas (hijo)

  • Editorial: penguin random house
  • traducción: Noemí Castellarnau
  • Idioma original: francés
  • Encuadernación: ebook
  • Fecha de publicación: 1848

La historia inicia con un hombre que, por curiosidad (o morbo), va a una subasta en casa de una prostituta, la ya fallecida Marguerite Gautier. En dicha subasta, adquiere un libro (Manon Lescaut) que «tiene algo escrito a mano en la primera página». Aquella misma noche llega un visitante desconocido a su casa. Con los ojos velados de lágrimas y una visible turbación que le recorre todo el cuerpo, aquel visitante, cuyo nombre es Armand Duval, le pide el libro con el que se hizo en la subasta alegando que era posesión del amor que la vida le arrebató. Después, en un intento por desahogar todas sus penas, Duval cuenta al hombre todo aquello que vivió con Marguerite. Se nos regala, entonces, a nosotros lectores, una historia sublime con todos los matices que puede tener el amor trágico.

El pinchazo que sintió Armand Duval al ver a Marguerite Gautier por primera vez fue inmediato. Su unión, que al principio parece caridad por parte de la cortesana, pronto empieza a abrir paso a un amor profundo que se ve lleno de sacrificios silenciosos y de dolor.

La historia es triste y casi desgarradora. Es imposible no verse tocado por el sufrimiento de los personajes. Es melancólico y al mismo tiempo, de alguna manera, sublime. De algo que me fijé y no puedo dejar de mencionar es que en todo el libro parece haber un tipo de censura que le confiere incluso más belleza, pues se hace sentir algo que no se dice. Y me refiero a aquellas escenas sexuales de las que el autor quita la cámara, todas están encapsuladas en simples «estuvo en mis brazos toda la noche». Increíble, pero a pesar de omitir todo aquello, la pasión que había entre ellos me resultaba palpable.

Este libro tuvo todas mis estrellas. Cinco no es suficiente. El sentimiento que me embarga cuando echo para atrás y recuerdo algunas escenas es hermoso. Qué pedazo de libro. Qué obra de arte. 115 páginas de pura prosa poética.

Hay libros que siento que no me merezco. Y este es uno de esos.

Felices lecturas.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar